lunes, 18 de octubre de 2010



La negación del amor.
La negación incomprensible.
Decir no
Es implicarlo. Elevarlo a la potencia de lo factible.
Asumir al otro por ejemplo. A un individuo amado,
A una persona aceptando un poema que niega
El amor. Una duda siniestra
Un terror verídico, un vacío de secuencias.
Sí, te merezco gusano de flecha roja.
Una flecha, como es sabido, no se arranca
Por el desgarre. Una flecha bien puesta entra.
Penetra como un hombre a una mujer o un dedo investigando
Cosas. O una confidencia y un secreto y un misterio.
Y un juego de querer al miedo. El no miedo es un estado
Contemplativo de exaltación. Una pausa para la flecha,
entrar más hondo a sangrar
Sin querer salir, por asumirse un grave renegado peligro.
Nada en la caja de los nadas de los hombres,
Y los todos femeninos.
Las toallas sangradas en sus fases y dibujos humectados.
En una braguita ligera, una tanguita leve, un manicomio de mujeres y otro de dragones.

Controlan su fuego. Calor sin quemar como el maestro sol.
Arder y cauterizar el gusano de la flecha roja.